En el marco de la celebración de su aniversario N°60, el Instituto Tecnológico y Comercial Recoleta, perteneciente a la Fundación Educacional Comeduc, realizó su tradicional ceremonia y celebración del ‘We Tripantu: El canto de los antepasados’.
En palabras de Mabel Mosquera, docente del establecimiento, “este evento, es parte de una serie de ritos ligados a la cultura mapuche y los pueblos originarios que se realizan en el establecimiento, donde el simbolismo del espíritu guerrero de nuestros ancestros se funde con el ímpetu de las nuevas generaciones que desean lograr sus metas, laborales y personales, con ayuda de esta institución. We Tripantu reúne a la comunidad en torno al fuego, para dar inicio a un nuevo ciclo revitalizador, donde se espera, entre celebraciones, la salida del sol y se marca el nuevo comienzo para todos”.
“Casi un mes antes, inician las reuniones, el director Claudio González entrega los lineamientos generales y los docentes comienzan a trabajar, divididos en comisiones. La sala de maestros se transforma en un caos de ideas, propuestas y a veces también discusiones, pero esa tormenta da a luz finalmente las estrategias que darán forma al evento”.
“Mientras que los organizadores definen las pautas, libretos y ritos centrales. El equipo de telecomunicaciones prepara material audiovisual, que es compartido posteriormente en redes sociales y el canal de YouTube del colegio. Las y los auxiliares reorganizan los espacios, los adultos de la comunidad se mueven en un trabajo constante y tal como en el rito original, enseñan a los más jóvenes, les guían e impulsan en su aprendizaje”.
“El horario se flexibiliza en post de los preparativos y después clases, los jóvenes permanecen voluntariamente en la escuela trabajando. Bailes, vestuarios, escenografías y sobre todo las risas inundan los espacios, que se transforman en improvisados talleres donde estudiantes y profesores dan vida a las coreografías, stands, representaciones, muestras y porque no decirlo, al arte”.
“El Instituto Tecnológico Recoleta, cuenta con un espacio destinado al “Rehue”, objeto ceremonial donde confluye la oración. El experto chileno en cultura mapuche, Ziley Mora, lo define como “un altar donde se limpia y se renueva la energía, y se dirige hacia el mundo de arriba”. Es junto a ese altar donde se enciende el fuego y se ofrecen los rezos a la madre tierra”.
“Comienzan las celebraciones, los padres ingresan y con el mismo entusiasmo de la infancia los jóvenes presentan el resultado de su arduo trabajo. Los moai de Rapa Nui, en que arduamente se ha trabajado tarde a tarde, ingresan lentamente a la cancha central, los jóvenes vestidos de blanco danzan, con la inocencia occidental, aprendiendo de aquellos dioses a quienes sus ancestros rindieron culto, allá en la isla lejana”.
“El baile del norte, rito del Machaq Mara e Inti Raymi con sus colores rojos y movimientos que se elevan en saltos, llenan de aplausos los espacios. Una de nuestras alumnas extranjeras, Génesis Huaytaponce, aporta su danza nortina Tinku, que comparten los pueblos de su natal Bolivia y del Chile altiplánico. Haciendo énfasis en las referencias prehispánicas a la cultura Aymara y Quechua”.
“Mientras los profesores, cansados, pero llenos de orgullo acompañan a los estudiantes tras bambalinas. La ceremonia Selknam del Hain se hace presente de forma simbólica con el negro, blanco y rojo en el vestuario que representa a los espíritus que emergen de la tierra, Xalpen y los siete soortes. Se ilumina el volcán de papel construido por la comunidad, su fuego simbólico brilla, para enmarcar la fiesta”.
“El cierre se llena de aplausos, los chicos se reúnen con sus padres que han recorrido la escuela, degustado alimentos típicos y reconocido a sus hijos y pupilos entre los actores y oradores”.
“Es la celebración de nuestros pueblos, sí, pero también es la fiesta de la familia intecana que renueva su compromiso. La “Pedagogía del rito”, parte fundamental de la institución, se encarna en esta ceremonia, en sus bailes, en su música y sobre todo en los jóvenes”.
“Maximiliano, un estudiante que lee bonito, dirige el rito central. Miembros de la comunidad, vestidos de forma tradicional mapuche, participan de las ofrendas, generalmente semillas o alimentos producto de las cosechas. Se procede a la quema de agradecimientos, nuevos deseos y peticiones que se elevan mediante los cuatro niveles del Rehue. De fondo suena la música acompasada con la voz de la Machi, mientras la brisa invernal agita las hojas del pequeño canelo, plantado cerca del lugar”.